Black Box

⭐⭐⭐⭐

Pocas veces una película logra ponerte sonidos distorsionados en un idioma extranjero, donde tu no entiendes nada, pero te manipula para que creas oír todo.
"Black Box" se centra en Mathieu (Pierre Niney), un joven que gracias a su oído sumamente agudo es un miembro de gran valor para una agencia francesa encargada de investigar las cajas negras de accidentes de aviones. Un día, cuando su jefe Victor Pollock (Olivier Rabourdin) desaparece, Mathieu es asignado como su reemplazo en un caso de un choque de avión que costó la vida de trescientas personas. Sin embargo, la grabación de la caja negra está dañada, así que, Mathieu intenta recolectar pistas con otros testigos y manipular el audio para poder identificar algo. No obstante, a pesar de sus primeras conclusiones, la obsesión de Mathieu con el caso, y su mala reputación debido a errores en casos anteriores, llevan a que descubra una conspiración que involucra a la empresa de certificaciones aeronáuticas donde trabaja su esposa, Noémie (Lou de Laage), y al CEO (Sébastien Pouderoux) de una empresa de ciberseguridad.
La película es muy buena. El guion es  inteligente, sabe cómo estructurarse para mantenerte atrapado y es consciente de qué cosas presentarte como realmente importantes para la trama, y qué otras guardarse hasta que sean necesarias. Lo más satisfactorio es que no le sobran escenas, todo lo que vemos tiene un propósito y avanza de alguna manera la historia; quizás con excepción de una escena de treinta segundos donde vemos a la pareja teniendo relaciones, lo cual no aporta nada a la historia, y me parece que responde a una tendencia de querer incluir escenas sexuales en todas las películas porque... ¿eso las hace más maduras? o ¿así es como se da a entender que una relación es seria?
Independiente a eso, la dirección de Yann Gozlan es una grata sorpresa. Sabe cómo manejar distintos tonos para las escenas, construir tensión, generar cierta expectativa en el espectador para después sorprenderlo, logra presentar ideas complejas con un solo plano sin diálogos, y no recurre al plano contraplano por falta de presupuesto. Además, sabe aprovechar muy bien los distintos departamentos para levantar la película.
La música original de la película es buena y, aunque convencional y sin ser memorable, funciona para instaurar y reforzar los sentimientos que cada escena busca producir en ti como espectador. Incluso, en los créditos finales es cuando la música más brilla, que te mantiene el sentimiento de tensión y grandeza con el que acaba la película a pesar de solo estar viendo letras.
Por su lado, el departamento de fotografía, si bien la iluminación que propone no es la gran cosa, se apoya muy inteligentemente de los efectos visuales para crear planos sin cortes que te dan una sensación de realismo muy interesante. Además de que, ciertos movimientos de cámara son extremadamente llamativos, apoyan a la narrativa y logran causar misterio, aun cuando son movimientos poco convencionales para películas de misterio.
Porque, eso es muy interesante de la película, no se siente que esté anclada a un solo género. Al inicio es una película de misterio, pero después el personaje empieza a hacer un trabajo detectivesco que se siente como un policial, en ciertas escenas donde se pelean Mathieu y Noémie se siente como si fuera un drama, Mathieu llega a perder la cabeza en un par de ocasiones y se cuestiona su sanidad mental y sensorial en escenas dignas de un thriller psicológico, y algunas situaciones crean tensión como lo haría una película de terror. Es una cinta muy completa, y que demuestra las habilidades y flexibilidad de Gozlan como director.
Pero, regresando a la idea de Gozlan aprovechando los distintos departamentos, el inicio de la cinta es una brutalidad lograda gracias al departamento de fotografía, edición y efectos visuales. La película comienza dentro de la cabina de los pilotos del avión y en un plano secuencia hecho con un "simple" travelling back donde la cámara recorre todo el avión, permitiéndote ver a los pasajeros y azafatas para darte pistas falsas, pero el plano secuencia continua metiéndose en una rejilla de ventilación hasta la caja negra, donde escuchamos las últimas palabras de los pilotos que no nos dicen nada realmente, finalmente, llega un corte a un plano detalle a la oreja de Mathieu. Espectacular. En un solo plano secuencia, muy llamativo visualmente por cierto, y un plano detalle la película logra presentarte el misterio, pistas falsas y el rasgo más distintivo del protagonista.
Que, hablando de Mathieu, como protagonista es complicado. Es cierto que el tener esta característica distintiva de su oído supersensible lo hace llamativo, pero es introvertido, mandón y malo para relacionarse. Se siente como una versión menos chistosa de Mark Zuckerberg en "The Social Network", lo cual puede resultar incómodo y poco empático para muchas personas, a pesar de los incansables y tristes intentos que hace la película de mostrarlo como un ser humano. Sin embargo, Niney hace un buen papel y le otorga cierto carisma al personaje que, apoyado por Laage como su pareja, sí logra volverse  más empático que lo que se esperaría de un pedante con complejo de superioridad.
Como último, vale la pena recalcar el gran trabajo del departamento de sonido. Como toda la película se trata de alguien modificando y escuchando audios, dicho departamento logra hacerlo muy bien para que, a pesar de que no domines el francés, sí puedas distinguir algo y te haga sentido lo que sea que te digan que está pasando. Además de que, desde que Mathieu se pone los audífonos para bloquear el sonido, cuando escucha algo a través del agua o empieza a escuchar un pitido por alguna razón, el departamento de sonido busca una forma de presentártelo sonoramente. Pero, y algo no tan específico, muchas veces la película se toma ciertas libertades creativas como poner habitaciones en completo silencio solo con las voces de los personajes inmediatamente después de una escena con mucho ruido, obviamente se escucha falso, pero apoya a la narrativa, al protagonista y se agradece este tipo de experimentación.
La película es una grata sorpresa de que, cuando se le da dinero y un buen guion, el cine francés (al menos el que llega a salas en México) todavía puede destacar más allá de dramas de época para hacerte llorar. Gozlan demuestra en esta película que sabe dirigir cualquier género, y aprovechar al máximo el presupuesto y a cada departamento para crear escenas audiovisualmente espectaculares y narrativamente ingeniosas. "Black Box" es la prueba de que, si se sabe dirigir y escribir, se pueden hacer películas donde la mitad del tiempo sean personas viendo pantallas y escuchando los mismos audios una y otra vez.

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