She-Hulk: Attorney at Law
⭐⭐.5
"She-Hulk: Attorney at Law" decide tomar prestado el rompimiento de la cuarta pared de "Deadpool" (ya sé que en los cómics fue al revés) y lo convierte en un humor infantil y semi-bobo, pero que compensa con cuestiones legales que es lo que todos los fans de superhéroes queríamos ver.
Jennifer Walter (Tatiana Maslany) es una abogada que resulta ser prima de Hulk (Mark Ruffalo), la cual en un accidente sumamente conveniente y ridículo obtiene poderes para convertirse en She-Hulk. Debido a esto, Jennifer es contratada como la líder de una nueva división legal de superhéroes de una empresa, donde comienza a trabajar con Nikki (Ginger Gonzaga), Pug (Josh Segarra) y Amelia (Renée Elise Goldberry, o Anngelica en "Hamilton"), los cuales solo están ahí cuando la serie se acuerda de ellos para resolver algo. Sin embargo, hay un grupo de internet que quiere acabar con She-Hulk de maneras que la misma serie olvida. Ah, y también está Titania (Jameela Jamil), quien tiene un traje ridículo y motivaciones genéricas, y por alguna razón la publicidad quiere hacernos creer que es importante en la serie.
De entrada, y una de las cosas polémicas, el tono de la serie funciona. Es cierto, durante la mayor parte del tiempo el humor es medio tonto, que contrasta con un par de chistes más subidos de tono, pero te mantiene entretenido y sí te saca risas. Además, el tono sabe que es ligero y se compromete con ello. Y la misma serie es auto-paródica y se burla del género de superhéroes, aunque quiere creer que con eso puede mal-contar una historia.
Así mismo, sí hay detalles feministas y críticas al machismo institucionalizado que están bastante bien llevadas con humor, funcionando de muy buena manera en la serie. Pero, eso sí, el CGI está de la verga, es la cosa más plástica y falsa que puedes ver; se hubiera visto mejor una actriz pintada de verde, la versión teatro de "Shrek" parece más real que lo que sea que era esa plasta verde que Marvel quiere convencernos de ser un personaje.
Sin embargo, realmente los puntos débiles de la serie son en la narrativa. El formato episódico, que agradezco en una serie, resulta poco interesante porque nadie quiere ver una demanda de trademark que se tome todo un episodio y donde lo que pasa no tiene repercusiones a largo plazo. Además, hay personajes que se ignoran por episodios enteros, la narrativa general no se puede entender a menos que veas los episodios en orden (no dije que estuviera bien logrado el formato episódico), y la serie pretende sostenerse mediante cameos genéricos e intrascendentes, como todo lo que pasa en esta serie. Porque, la serie decide darle episodios enteros a problemas simples, y los verdaderamente grandes y problemáticos se resuelven por el poder feminista de la guionista.
Que, hablando de la guionista, quiere incluir los rompimientos de la cuarta pared en la narrativa, lo cual funciona cuando a la protagonista se le hace extraño que el capítulo continué, pero en la resolución de la serie solo es anticlimático. Supongo que puede resultarle gracioso a alguien que nunca ha visto nada meta-narrativo, pero mandar a la mierda toda la construcción de ocho capítulos, sin saber qué se ignora, que no y qué solo eran callejones sin salida por un chiste medianamente gracioso, es un insulto a la narrativa y a la comedia.
No obstante, lo peor de la serie son sus personajes, o la carencia de ellos. Jennifer está bien, tiene una personalidad marcada y divertida, te cae bien y no tiene problema. Lamentablemente, la serie prefiere darles tiempo en pantalla y chistes a los invitados especiales, que darles personalidad a los personajes que se supone sí son secundarios de esta serie. Hay personajes secundarios de esta serie que aparecen solo la mitad de los capítulos, y la mayoría de esas veces son para un mal chiste. No mamen, mejor quitamos a Pug, Nikki, Amelia y Titania, y hacemos a Wong, Abominación, Hulk y Daredevil los personajes secundarios, tienen más tiempo en pantalla y sus chistes no están hechos para dejarlos como pendejos.
En conclusión, la serie no lleva a nada. Está divertida, entiende su mercado y sabe burlarse de sí misma y de la sociedad que la está viendo. Sin embargo, la serie se enfoca más en eso y chistes para niños de siete años que en desarrollar, o siquiera incluir, a sus personajes y darle un sentido a las cosas que pasan.
Supongo que a todos se nos pueden ocurrir pendejadas que nos den risa, pero no por eso podemos juntarlas en una serie y pretender que tenga sentido. Que bueno, Adam Sandler lo intenta en todas sus películas, pero tampoco es como que le salga bien.

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