Creed III

⭐⭐⭐ 

La saga de "Rocky", a diferencia de Apollo, se niega a morir, siendo como una serie de películas de Marvel que empezó en los setentas y, así como Stallone quizó dirigir sus secuelas, ahora Michael B. Jordan hace su debut como director en "Creed III". Y, después de darle una cachetada con guante blanco a una reportera que conocía de su escuela, se pone otros guantes del mismo color para entregarnos una película bastante disfrutable.
Adonis Creed (Michael B. Jordan) se retiró hace un par de años del boxeo cuando se coronaba como campeón, pero ahora pasa sus días entrenando a la nueva generación de boxeadores en su gimnasio e intenta mantener su relación con Bianca (Tessa Thompson) y su hija Amara (Mila Davis-Kent). Sin embargo, afuera de su gimnasio se aparece un viejo conocido que acaba de salir de la cárcel, Damian (Jonathan Majors como una nueva variante de Kang porque el multiverso vende), quien llevará a Adonis a ponerse de nuevo los guantes para resolver sus diferencias en el ring.
La cinta, dentro de lo que cabe y siendo la novena cinta de una saga de boxeo, logra ser bastante disfrutable y competente. Por alguna razón, las propiedades intelectuales de peleas deportivas logran extenderse a niveles inimaginables, te hablo a ti "Cobra Kai VI"; a parte de que a ambas les gusta el uso de números romanos... ¿supongo que por las peleas grecorromanas?
Pero, bueno, regresando a la película. La historia es simple, sin grandes giros de tramas o sorpresas que no supieramos habiendo visto dos segundos de cualquier trailer, pero está bien estructurada y, por lo mismo, funciona. Ciertamente, la primera mitad de la cinta pesa un poco, porque el protagonista es un personaje pasivo, reactivo en el mejor de los casos; no lleva la historia a ningún lado y solo lo ves reaccionar a acontecimientos. En defensa de los guionistas, ciertamente el antagonista tiene un rol más activo para avanzar la historia en esta primera mitad, pero entonces no me hagas tragarme tantas escenas del Adonis solo existiendo en su casota, ya me siento lo suficientemente mal con mi situación inmobiliaria para todavía lidear con eso.
Así mismo, el tercer acto y la secuencia de montaje que dan paso a este no son tan impactantes y dramáticas como pudieron haberlo sido. Se siente muy apresurada esta parte, intentando compenzar la primera mitad me imagino, al grado de que de repente Adonis cae al suelo por un golpe único. Nunca sientes que los golpes de Damian son cada vez más intensos y Creed está más indefenso conforme la escena avanza, se siente como un golpe abrupto cuando cae en su punto más bajo y en dos planos ya está en el más alto. Además de que, sí tienes que forzar mucho tu suspensión de la incredulidad para creerte el final, una vez más podemos culpar al tercer acto que, como la de Adame, es demasiado corta.
Y tenemos que hablar de Majors. Quien, aun como el antagonista, tiene tanto carisma que, a pesar de que la película intenta que odies a Damian, realmente no lo consigue y sí prefieres seguir su linea argumental de venganza que la vida familiar de los Creed. Además, Majors demuestra que es un gran actor con mucho potencial, incluso actuando bien cuando lo dirige Peyton Reed, y aquí no necesita caer en lo ridículo, sino que se mantiene como un personaje misterioso, carismático, peligroso, manipulador e imponente. Ciertamente, creo que la dirección de actores de B. Jordan no es la mejor, incluso su papel y el de Thompson no me parecen tan buenos como en la cinta original o en otros proyectos, pero funcionan como un intento de no ser eclipsados por Majors.
No obstante, la dirección de B. Jordan es funcional y la película te mantiene entretenido. De repente el guion es medio tediosón o abrupto, y B. Jordan procura mantener dinámica la primera mitad y dilatar el tiempo en el tercer acto. Realmente, no sabría decir qué tanto de la dirección podríamos adjudicarle a B. Jordan y qué tanto a que se armó un equipo bastante competente, tendríamos que ver otra película suya para ver qué tiene para ofrecernos. Aunque, el haber armado un equipo así ya habla de un director muy consciente y que sabe apoyarse en su equipo, algo que siempre se valora.
En ese sentido, la mayor parte de la cinta es muy convencional. Plano y contraplano, la mayoría de los ecuadres resultan genéricos y la edición funciona, aunque no tiene algo particularmente memorable. Ciertamente, hay un par de planos muy estéticos y bien logrados, la iluminación a veces se usa de forma interesante para apoyar la sensación de poder del antagonista y el diseño de vestuario tiene un lindo detalle al vestir de blanco y negro a los oponentes en la batalla final. No obstante, sí son cuestiones muy puntuales que no se trasladan a la totalidad de la cinta.
Para finalizar, sí quiero mencionar que hay una sección de la batalla final donde el espacio e iluminación cambian, y empiezan a haber metáforas visuales y planos cada vez más poderosos. Esa escena, que me parece nunca habíamos visto algo así en nueve películas (y eso es difícil de creer considerando que en la cuarta había un robot mayordomo), es particularmente buena, llamativa y se te queda en la mente. Ojalá, B. Jordan nos hubiera entregado más momentos así a lo largo de la pasividad de su personaje.
En conclusión, es una película disfrutable, un poco lenta al inicio y que no te reta mucho, pero que cuando te agarra te mantiene pasándotela bien. A pesar de que hay destellos de genialidad en algunas escenas y planos, la mayor parte de la cinta es bastante genérica, sin dejar de ser funcional. Aunado a que, cuando en el cine solo están las cintas cada vez más malas de Marvel Studios y películas de personas discutiendo por dos horas en una sola locación porque supongo que así funciona el lenguaje cinematográfico que premían los festivales, otra propuesta diferente de blockbuster, convencional y simple si se quiere, es de lo más disfrutable.

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