Godzilla Minus One

⭐⭐⭐⭐ .5

En media crisis entre productos mediocres del Monsterverse de Legendary, Toho y Takashi Yamazaki estrenan por fín en México (gracias a Dios) Godzilla Minus One.
Esta película se sitúa justo al término de la Segunda Guerra Mundial, donde Koichi (Ryunosuke Kamiki), un piloto kamikase que abandonó su misión justificandose en una falla técnica, ve a todos los apostados de la base de la isla de Odo morir en un ataque de Godzilla, en el cual no hizo nada al respecto. Con culpa y rechazo social regresa a Tokio, donde intenta reconstruir su vida con Noriko (Minami Hamabe) y Akiko, una mujer y una bebé que le piden asilo, a la vez que encuentra trabajo destruyendo minas acuáticas al lado del científico Noda (Hidetaka Yoshioka), el capitán Akitsu (Kuranosuke Sasaki) y el joven Shiro (Yuki Yamada). Sin embargo, cuando Godzilla comienza a atacar Japón nuevamente, Koichi ve una oportunidad para redimirse.
¿Qué decir de esta película cuya calificación en Rotten Tomatoes no demuestre ya? Es un increíble blockbuster que, pese a su reducido presupuesto, no le envidia nada a Hollywood, e incluso esta potencia debería aprenderle una cosa o dos.
El principal acierto de la cinta es centrar todo en un personaje, no solo con fallas, sino también con un arco que tiene que superar. Las fallas lo hacen humano, y el arco le dan un objetivo en el que los espectadores lo podemos apoyar. Así mismo, esto ocasiona que Godzilla no esté destruyendo ciudades con personas de CGI, sino que genera una preocupación y terror genuino por el protagonista y demás personajes de apoyo. También vale la pena destacar que, mientras que en la cinta original, Godzilla (1954) dirigida por Ishiro Honda, Serizawa se sacrifica heroícamente como un kamikase, incluso utilizando una banda en la frente de forma similar, esta película recontextualiza esta tradición japonesa y propone que es más valiosa la vida.
Por otro lado, aunque el CGI no es perfecto y claramente no se ve tan bien como otras encarnaciones occidentales del personaje, el ancla emocional en la historia humana te permite perdonar esto. Además, el diseño del monstruo, al igual que su forma de moverse y poderes, cuentan con varios elementos que recuerdan a diferentes encarnaciones del personaje, pero propone cosas nuevas. Por ejemplo, la piel quemada por radiación y los movimientos toscos y poco orgánicos del personaje recuerdan a la cinta original, donde de manera idéntica se trataba de un monstruo preexistente mutado a partir de pruebas atómicas y los efectos se hacían con botargas que propiciaban movimientos limitados y humanoides. No obstante, entre las cosas nuevas y grandes aciertos está el aliento atómico, donde no solamente es icónica la forma en que las placas dorsales crecen, sino que el mismo rayo termina ocasionando una explosión acompañada de un hongo gigante.
Esto recuerda a los mayores aciertos de la película del 54, que es mostrar al kaiju como una alegoría a la bomba atómica que se detonó dos veces en Japón durante la Segunda Guerra Mundial. Es inconfundible la imaginería que utiliza la cinta para evocar estos acontecimientos: ciudades destruidas, ondas expansivas, hongos de humo tras explosiones, sirenas de alerta, contadores geiger, entre otras; ya quisiera Nolan con Oppenheimer (2023) ponerte la piel de gallina de la forma en que lo consigue Yamazaki. El filme también recupera parte de la crítica y comentarios de aquella primera cinta de Honda, como la falta de apoyo internacional, los secretismos del gobierno japones, la destrucción de edificios importantes, reporteros dispuestos a morir por la nota y hasta la irónica postura nipona al respecto de la milicia.
Así mismo, Godzilla funciona como una fuerza imparable e imparcial de la naturaleza, no es malvado, simplemente su camino se ve obstruido por ciudades y vidas humanas. Es una criatura sublime cuya mera presencia y destrucción es simplemente asombrosa y embriagante, a la vez que terrorífica. Que, en un Japón recién asotado por un terremoto, ojalá esta película logre darle una forma menos abstracta y más tangible a este desastre, una materialización que no solamente puede ser enfrentada, sino derrotada.
Ciertamente hay un par de cuestiones que personalmente me parecen pudieron haber funcionado mejor, como las angulaciones y tipología en ciertos planos de Godzilla, y un inicio con la facultad de ser recortado levemente, pero ciertamente son nimiedades en una fantástica experiencia.
Emocionalidad, catarsis, resignificación de la cultura japonesa, recontextualización de música y personajes con 70 años de existencia son lo que se puede encontrar en Godzilla Minus One, pero sin dejar de lado el espectaculo y entretenimiento que puede ofrecer un monstruo nuclear gigante.

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