Orion and the Dark
⭐⭐⭐.5
Con cero publicidad y directamente en Netflix, se estrenó la película animada Orion and the Dark, siendo de las mejores cintas animadas que ojalá sí hubiera llegado a cines.
Orion (Jacob Tremblay) es un niño de once años que tiene miedo de todo, pero sobre todo a la oscuridad. Sin embargo, sus gritos de terror terminan por hartar a la personificación de la Oscuridad (Paul Walter Hauser), quien decide llevárse al niño para que lo acompañe una noche y que así pierda el pavor que le tiene. Orion conocerá a las versiones físicas de dormir, sueño, insomnio, silencio y ruidos extraños, descubriéndo la importancia de la oscuridad y porque no hay que temerle.
En un inicio, el apartado visual está bien logrado. Los diseños de personajes funcionan, la historia se cuenta bien y hay una combinación de varios estilos de animación. No es la película más propositiva desde su dirección, ni cualquier otro departamento a decir verdad, así como tampoco tiene una estética visual diferenciadora, pero es completamente efectiva.
No obstante, el punto más fuerte de la cinta y que genuinamente la hace brillar es el guion de Charlie Kaufman. Primeramente, el guion no solamente encuentra formas creativas de personificar cuestiones abstrractas, sino que las dota de una personalidad clara y entrañable. Igualmente, logra que estos personajes evolucionen, sus dinámicas y relaciones cambien, y se mantenga una sensación de que, pese a no haber un objetivo palpable en sí, la historia está avanzando y afectando a estos personajes.
Aun así, lo más destacable del guion es su estructura. Pues, a pesar de que presenta múltiples líneas narrativas y que eventualmente terminan mezclándose, lo consigue sin sacrificar la estructura de una historia. Además, aunque eventualmente parece que incluye elementos que chocan con algunas convenciones narrativas, la cinta se las amaña para incluirlas de forma lógica, satisfactoria y inteligente a nivel conceptual. Pues, al final, esta película es un relato sobre la importancia de las historias orales, que pasan de generación en generación y que tienen el potencial de adaptarse.
Orion and the Dark es una propuesta muy disfrutable. Quizás el apartado visual no sea el más propositivo, pero el guion de Kaufman demuestra que, aun con historias aparentemente simples e infantiles, puede contar una historia efectiva, propositiva y llena de su personalidad posmodernista.

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