Kingdom of the Planet of the apes
⭐⭐⭐
Después de una pentalogía clásica de la historia del cine, un remake bastante cuestionable y una trilogía directamente brutal, llega una nueva entrega de The Planet of the Apes que, por alguna razón más allá de mi comprensión, la gente está diciendo es una maravilla.
Noa (Owen Teague) es un simio joven que busca huevos de águila para criarla desde bebé, tarea que empeña con sus amigos Anaya (Travis Jeffery) y Soona (Lydia Peckham). Su clan es atacado por unos simios montados a caballos que dan por muerto a Noa y se llevan a todos al reino de Proximus Ceasar (Kevin Durand), un simio que quiere hacerse con tecnología humana para destruir a los humanos de una vez por todas. Sin embargo, Noa se termina aliando con el orangután seguidor del Ceasar original, Raka (Peter Macon), y una mujer llamada Nova (Freya Allan), para así poder liberar a su clan.
Con una cantidad tan ridícula de películas de un mundo dominado por simios, ¿realmente queda algo nuevo qué aportar? Al menos en Kingdom of the Planet of the Apes no. Toca los mismos temas que todas las cintas de la saga, aunque de forma inconsistente y más superficial. Mucho de su valor recae en que la humana se llame Nova como en la original, o que haya un orangután explicándo lo que ya vimos en una trilogía entera. Para bien o para mal, la película no logra sacudirse a Ceasar y el legado de la anterior, careciendo de una historia en sí misma.
Y esto es claro cuando la película se sitúa 300 años tras la muerte de Ceasar, el protagonista de la última trilogía, pero no solo abre con un texto explicándolo, sino con la escena de su funeral. ¿Para qué? Está chido y todo el funeral tipo vikingo, pero ¿cuál era la necesidad de empezar con una escena que no tiene nada que ver con lo que sí se va a contar? Luego Raka todo el tiempo evangeliza sobre Ceasar, Proximus Ceasar todo el tiempo habla de Ceasar, el final es una reflexión sobre qué hubiera pensado Ceasar. Lo cual es un arma de doble filo, pues todo el tiempo se trata del protagonista que ya te gustaba de las cintas pasadas, pero esto hace que la cinta se olvide de darles personalidad, desarrollo o si quiera iniciativa propia a los personajes de esta cinta.
Que los personajes son otro problema. Son demasiados, con muchos ni siquiera teniendo una función real. El papá y mamá de Noa están de adorno, y Soona y Anaya solo están para completar una pseudodinámica Harry, Ron y Hermione, ya que ni siquiera interactuan lo suficiente en pantalla para que empatices con ellos. Y, por alguna razón, el villano es un simio que vive en una playa y su relación con el protagonista, en la cual se sostiene el clímax, es que secuestró a su clan con el cuál nunca lo vimos interactuar realmente.
Y más que nada es culpa del guion. No se molesta en trabajar personajes, la estructura es muy extraña y hasta inverosímil, es lenta y tarda en empezar, y no se ve un verdadero trabajo por si quiera presentar ideas originales. Los personajes carecen de una motivación real, lo mejor a lo que se aspira son monólogos vacíos, y nunca hay una sensación de urgencia, con los personajes deteniendose a cotorrear de nada porque Dios no quiera que la trama avance. Y, todo para que al final muchas cuestiones no se resolvieran y el papel de una subtrama fuera únicamente una promesa para otra secuela; la cinta está tan ocupada en su pasado y su futuro que se olvidó de su presente.
Y es que aún están los conceptos interesantes de evolución, poder, el idioma, la maldad humana, la dominación, las promesas religiosas tipo Dune, etcétera. Pero, no lo hace de una forma que sus predecesoras no hayan hecho mil veces mejor. Desde la crítica social brutal de la primera cinta, el giro completo de recontextualización de Escape from the Planet of the Apes, la complejidad dramática y tan humana de Ceasar en Dawn of the Planet of the Apes o el idioma como aquel factor que separa al hombre de las bestias en War for the Planet of the Apes. El filme juega con un universo tan bien construído y con tanto jugo filosófico y social que, aún cuando el trabajo del desarrollo del mismo y sus temas sea mediocre, es sumamente funcional.
Así mismo, la cinta cuenta con efectos visuales de primera calidad y otros visuales despampanantes. Ver estas batallas interespecies e interclanes son entretenidos y en momentos logran generar una tensión genuina. Pero, con Ball siendo incapaz de enfocar la narrativa y con la propuesta más cinematográficamente mediocre, no es una cinta destacable. Se extraña lo estilizado de sus predecesoras y, por momentos, solo quieres regresar a ver el magnífico trabajo de Reeves.
La cinta es entretenida, cumple con contarte una historia, hay personajes y temas que funcionan de forma simplemente competente, pero está muy lejos de la trilogía que la precedió. Es una pena que estas cintas no hayan sido realmente valoradas hasta que se hizo una versión mediocre de algunas de las mejores películas de ciencia ficción en la historia del séptimo arte.

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