Maxxxine

👌

Debo admitir que después de X quede fascinado con la forma en que Ti West le daba un toque fresco al slasher, a la vez que abordaba temas tabús, haciéndolo de manera más seria y contemplativa que lo acstumbrado en este género. Con Pearl, por el otro lado, aunque una buena película, sí se sentía como una repetición apresurada y menos interesane de la previamente mencionada. Aún así, pese a lo escéptico y cauteloso que fui al cine en esta ocasión, Maxxxine me dejó sin palabras.
Maxine Minx (Mia Goth) es una actriz pornográfica que busca desesperadamente entrar a Hollywood, y ve su oportunidad como la protagonista de una secuela de terror dirigida por Elizabeth Bender (Elizabeth Debicki). Sin embargo, cuando un asesino misterioso y con motivos satánicos, así como un investigador privado (Kevin Bacon), comienzan a matar a la gente cercana a Maxine, esta tendrá que apoyarse de su agente (Giancarlo Esposito) y una pareja de detectives (Michelle Monaghan y Bobby Cannavale) para lograr conseguir la fama que tanto desea.
Primero que nada, a diferencia de sus preecesoras que se trataban de un slasher y un thriller psicológico, esta se trata de una historia de misterio policial con elementos gore, body horror, violencia desmedida y toques de cine de terror. A pesar de esta cuestión genérica, es lo suficientemente tradicional como para poder ser disfrutada como un filme de terror, a la vez que se siente como algo fresco e innovador. También tiene toques de humor negro y oscuro, pero que son únicamente para el espectador, los personajes no se están riendo o contando chistes, logrando mantener el tono serio por toda la película, una cuestión cada vez más rara de ver en Hollywood.
Esto se complementa con una estética bastante ochentera, llena de luces sobreexpuestas y ruido constante en la imágen, así como detalles técnicos que recuerdan a los VHS y canciones icónicas de esta década, las cuales muchas veces hacen referencia directa y paródica a lo que estamos viendo en pantalla. A esto tendría que sumarsele un impresionante diseño de producción conseguido mediante valores de producción muy llamativos, desde el uso de sets enteros de Hollywood hasta la recreación de calles enteras de Hollywood para remitir a la década en que se centra la historia. Por su lado, la fotografía no le tiene miedo a los claroscuros y luces de colores, siendo bastante estilizada y atractiva de ver en un primer nivel, pero también tiene un valor narrativo al remitir a ideas presentadas en X.
Que, este también es uno de los aspectos que más se destacan de Maxxxine, la cual, a diferencia de Pearl que calca de manera obvia y poco profunda los momentos más memorables de X, construye activamente sobre su antecesora. Esto se puede encontrar en cuestiones estéticas como ciertos montajes alternos o el uso de la luz roja para remitir a los asesinatos, pero en la narrativa es todavía más delicioso de ver. Las pequeñas semillas, casi easter eggs que escondía X, prácticamente solo identificables tras análisis y diversos visionados, aquí se plantan, crecen, exploran y se integran de manera integral en la trama.
Sin embargo, Ti West no deja sus ambiciones aquí, si no que busca llevarlas al siguiente nivel. El guion tiene muchos más personajes y líneas argumentales, y todos se integran de forma coherente en una historia concisa y bien contada. Así mismo, West no teme en hacer que sus personajes sean más extravagantes, estrambóticos y hasta bizarros, pero todos desbordan tanto carisma y tienen actores con tanta presencia detrás que es imposible no disfrutar cada vez que uno de estos está en pantalla. Igualmente, West busca maneras más propositivas y estilizadas de mover la cámara, graba en una cantidad agobiante de locaciones, maneja muchos extras y en su montaje, siendo él mismo quien se encarga de este departamento, hace un trabajo directamente impresionante, más profundo, cinematográfico, rítmico y conceptual que en sus trabajos previos. Simplemente es una gozadera ver a Ti West dirigir, con esta mezcla de planos más contemplativos de lo habitual con una violencia explícita desmedida y ridículamente estilizada, del montaje más intelectual de Hollywood actual aplicado en las escenas más violentas y hasta grotéscas, esta combinación de una cinta artsy de A24 con el cine más explotativo que puedas imaginar.
Tanto se puede decir de esta cinta, pero quizás valga la pena terminar prontamente con los temas que toca. La cinta pasa por las ideas del control, religión, el mundo del entretenimiento, fachadas, mentiras, sexo y en general la hipocracía social. Ciertamente, ninguno de estos se aborda realmente a profundidad, pero la cinta no duda en poner a sus personajes realizando las mismas acciones que condenan, siendo fachadas creadas por el mundo del entretenimiento y del consumo masivo, y donde la muerte es la única salida de esta jaula de oro y atención. Esto sin dejar pasar de largo las reflexiones sobre el tabú del cine pornográfico, el papel que los involucrados en este tienen y cómo se compara con el de los "grandes maestros" de la industria, a la vez que hace metacomentarios constantemente sobre sí misma y el género de terror, que también es visto con tabú en ciertos círculos. No obstante, de lejos lo más poderoso es la brutal historia que deconstruye y lleva hasta sus últimas consecuencias la idea infantil y obsoleta de que el trabajo duro y el deseo intenso son lo suficientemente poderosos como para conseguirte tus más salvajes sueños.
Una película actual en sus temas, pero que en su estética y formalidad se siente vieja. Una cinta que en su paródia y autoconsciencia se vuelve reflexiva y carismática. Un filme que mezcla el arte mejor trabajado del año, con los elementos más explotativos del cine y la sociedad. Una joya cinematográfica llamativa de ver, entretenida y divertida, pero profunda, escalofriante y llena de personalidad.

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