Kill

⭐⭐⭐⭐ 

Pero, ¿qué pedo con los indios y sus películas de acción sumamente intensas y que no tienen miedo a ser ridículamente exageradas? Mientras que Hollywood cada vez se queda más en su zona de comfort, Kill sin pedir permiso ni grandes presupuestos es más emocional, dinámica y del mejor cine de acción del año.
La historia trata de un soldado Amrit (Laksh Lalwani), quien junto a su amigo Viresh (Abhishek Chauhan), aborda el tren en el que viaja supretendiente y amor imposible, Tulika (Tanya Maniktala), hija de una familia poderosa. Sin embargo, resulta que una familia criminal liderada por un joven con serios problemas psicológicos y sociológicos (Raghav Juyal) intenta atracar el tren, pero Amrit hará todo lo posible por proteger a Tulika y su familia.
¡Su perra madre! Qué buenas son las películas que, a diferencia de Cristian Nodal, no le tienen miedo al compromiso y no hacen el mínimo intento por contenerse. Kill sabe que es una película de acción melodramática, y va a poner su tarjeta de título a la mitad del metraje si es necesario para dejarte en claro el cambio del protagonista. Esto es la cosa más real y ridícula que he visto últimamente en el cine, y eso que Kinds of Kindness cree que su protagonista es Emma Stone y no Jesse Plemons, pero es brutalmente efectiva.
El drama es simple y se compromete. Amrit y Tulika están perdidamente enamorados, sin ningún matiz, y están dispuestos a desafiar a su padre y a la versión live-action de la pandilla de roedores de Rango (por la cantidad tan ridícula) con tal de estar juntos. Así mismo, la química y bromance que hay entre Amrit y Viresh está rayando lo que aquí en occidente consideraríamos gay, pero simplemente son hombres que no temen mostrar sus sentimientos porque la película no tiene tiempo de andar con sutilizas cuando deben estar golpeando criminales de forma sumamente romántica. Así mismo, incluso los villanos gritan y lloran desconsoladamente, a la vez que se gritan e insultan a la menor provocación, siendo prácticamente una parodia de Fast and Furious. Eso sí, la película no tiene el mínimo interes de ser progresiva, y claramente los personajes femeninos están de adorno para que los hombres se agarren a putazos, pero hay un compromiso realmente poderoso con esta propuesta.
Así mismo, la película sabe que su premisa es sencilla, y aunque toma desiciones arriesgadas y que efectivamente no ves venir, sabe mantener su historia concisa y sin irse a subtramas innecesarias. Además, juega bien sus cartas al incluir múltiples relaciones entre varios personajes, constantemente cambiar qué bando tiene mayor control sobre el otro, y busca diferentes ideas y situaciones para mantener nuevas dinámicas, visuales llamativos y la tensión como una montaña rusa con un Mickey Mouse azul en la que no te queda más que aferrarte a un tubo que si no sale volando seguro te da tetanos.
Pero, sin duda, lo más destacado es el diseño sonoro y las coreografías. La cinta cuenta con una cantidad grosera de secuencias de acción y un protagonista capaz de sobrevivir tantos ataques que hasta parece la Franja de Gaza (¿se escribe así o esa es la venda?). Las coreografías buscan maneras de mantenerse interesantes, incluyendo nuevos gimmicks para mantener variado lo que sale en pantalla y sin miedo a la violencia. Esto se acompaña con un diseño sonoro que hace sentir el peso de cada golpe, sientes las bocinas del cine aplastándote, y la música, aunque cliché en momentos, siempre va muy bien con la escena y te logra meter en el mood de cada secuencia. De repente hay música medio bélica y violenta cuando vamos a ver una escena brutal de control poblacional, mientras que cuando se trata de algo más emocional y personal la música es más calmada y a veces prácticamente inexistente.
Lo demás funciona bien, no tengo nada que reclamar. La dirección de actuaciones anti-naturalistas da en el clavo y te sumerge en la ridiculez que es esto, la fotografía de repente crea imágnes memorables y el montaje, pese a sus momentos en los que es un poco espacialmente confuso, en su mayoría funciona bastante bien y sabe cuando dinamizar la cinta y cuando dejarla respirar. Aún así, definitivamente ninguno de estos aspectos es el fuerte de la cinta, pero que no por eso le piden nada a las "grandes" propuestas de Hollywood.
Al final, es una película que se compromete con lo que es y dónde fue hecha. Tiene conceptos y tropos que solo funcionan en una película india, ya que las audiencias occidentales les falta sensibilidad con otras propuestas estéticas y aceptar que no porque algo sea exagerado quiere decir que es malo. Kill es una bocanada de aire fresco en el cine de acción, llena de adrenalina y emoción, pero sobretodo un trabajo muy honesto de sus involucrados para hacer una sola cosa: una película enteramente disfrutable.

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