Gladiator II

⭐⭐

Ya, Ridley Scott. Deja tus propias películas en paz. No hay necesidad de hacer quién sabe cuantas preculeas de Alien, ni que continue la ahora saga de Gladiator, y sobre todo ¡deja de querer que todo sea Star Wars!

Gladiator II ocurre casi veinte años después de la cinta pasada, ahora siguiendo a Hanno (Paul Mescal), un guerrero africano que es llevado a Roma como esclavo tras la muerte de su esposa. Aquí se convierte en un gladiador con la esperanza de matar al general Acacius (Pedro Pascal) en venganza, esto bajo la promesa de Macrinus (Denzel Washington) de que si pelea para él, eventualmente, podrá conseguirlo. Sin embargo, Macrinus tiene el plan secreto de derrocar a los emperadores Geta (Joseph Quinn) y Caracalla (Fred Hechinger) para establecerse como el máximo poder de Roma, pero no cuenta con que se está gestando una revolución en el Imperio y que Hanno proviene de un legado peligroso.

En este punto ya ni siquiera es pertinente preguntarnos a que se debe que hayan hecho esta película que nadie pidió. Scott ya no tiene ideas y los estudios quieren dinero fácil y seguro. Únicamente lo que queda preguntarse es: ¿vale la pena verla? y ¿funciona esta secuela? No y no.

En el aspecto más superficial (al menos para los intelectualoides del arte) está la cuestión de si la película es entretenida, si funciona como un medio de escapismo, si te la pasas chido viéndola. En este caso, más o menos. Hay ciertas peleas que, aunque en la práctica no son tan emocionantes, en sus conceptos y presentación sí te emocionan, busca llevar el concepto del gladiador a otro nivel y en su mayoría siempre hay cosas pasando. Esto es llevado por medio de un supuesto hilo narrativo que en la primera mitad (cuando es soportable) es una calca del de la primera película, mientras que después del punto medio (cuando ya no es sorportable) toma otro camino sin mucho sustento lógico, de caracterización ni de valor propio.

Dejando de lado que todos se creen lo que otros les dicen, donde aparentemente hasta las cosas más absurdas que aseveran resultan ser reales y nadie las cuestiona, y que la cinta espera que tú hagas lo mismo, el prolema más grave es de caracterización. Hanno tiene la motivación de vengar a su esposa muerta que solo aparece en dos escenas y lo único "romántico" que tiene con Hanno es decirle "se paciente", pero esto se olvida rápido y su sed de venganza se apacigua cuando descubre que Pedro Pascal aparentemente es un partidaso (como el PRI) para reemplazar a Maximus y ahora quiere defender a la Roma que tanto odiaba en la primera mitad. Pedro Pascal es él mismo sin mucho carisma, y aunque parte de un concepto interesante, se queda como un estereotipo sin profundidad. Los emperadosres son divertidos de ver y su prepotencia funciona para que los odies, pero poco más. En cambio, el mejor personaje es el de Washington, es un hijo de p*rra con una agenda secreta, no dice siempre lo que piensa y su motivación es clara y consistente, aunque oculta. Es el único personaje consistente y que avanza la historia, mientras que el protagnista solo espera en una celda. Por lo que, aunque Macrinus sí es básicamente Palpatine en las precuelas, es lo que más te invierte en el filme y ojalá fuera el protagonista.

Que, hablando del Lord Sith, está película intenta demasiado ser Star Wars. Scott está obsesionado, necesita dejarlo ir. En momentos las referencias son más que nada guiños, un personaje al que le cortan la cabeza con dos espadas cruzadas, otro pierde su mano con un corte limpio en el antebrazo y las ejecuciones son públicas en el Coliseo. Eso es divertido, incluso brutal de ver. No obstante, hay otras cuestiones que ya no puedes ignorar. La revelación de una paternidad sumamente dramática y un tanto gratuita, el discurso y plan del villano que se vuelve más poderoso que el senado por una votación para tomar medidas de emergencia ante el borde de una amenaza civil, y el sueño (a la cinta le encanta llamarlo así) de que la República del pasado cuando los tiempos eran mejores que los del Imperio actual.

Si esta incapacidad para separarse de la saga de Lucas no fuera suficiente, tampoco logra separarse de su predecesora para construir algo propio. La secuencia de títulos es una recapitulación de lo más destacado de la cinta original, constantemente hay flashbacks mediante planos de dicha película con un filtro azulado, y hasta el plano final en vez de ser algo único e identitario de esta cinta es una referencia a la pasada. Ningún personaje es nadie por sí mismo, su valor recae en la relación que tuvieron con Maximus (Russel Crowe en la primera película), si utilizan su misma armadura o espada, o si agarran la arena del coliseo de la misma forma en que él lo hizo. Toda acción solo es importante si se siguen los pasos de Maximus, toda motivación personal que los personajes tuvieran construida a partir de esta cinta se ignora en favor de ser motivados por el recuerdo del gladiador original, y básicamente Maximus es el Dios-protagonista no presente. Es similar al caso de Kingdom of the Planet of the Apes donde todo gira alrededor de Ceasar, en vez de los personajes que sí aparecen en la cinta.

También está la cuestión de la pobre dirección de Scott. Nunca me ha parecido un gran director como otros lo ven, pero aquí ya es directamente problemático. Su dirección no solo es aburrida y genérica, sin ningún intento de imagenes realmente impactantes, sino que comete ciertos "errores" de amateur. Dejando de lado que ignora cuestiones de lógica básicas, supongo que pueden adjudicarseles al guionista, pero son tan grandes que al él ignorarlas como líder del proyecto se siente hasta negligente. Aunado a esto, múltiples planos son tan cortos que ni siquiera se distingue lo que está ocurriendo en ellos, y en construcción de escenas complejas, como batallas o peleas entre más de dos personas, no hay una narrativa que seguir, se trata únicamente de insertos aislados de los personajes o violencia. Los problemas de ritmo son ridículos, los momentos más emocionales, como muertes de personajes importante que avanzan la historia, ocurren sin ninguna construcción dramática y aparecen abruptamente en un plano de dos segundos para ser olvidados en el siguiente, mientras que hay casos donde un plano dura un minuto solo para ver a alguien cruzar el umbral de una puerta. Incluso en una ocasión hay un plano con movimiento que termina en un primer plano de la cabeza de un tigre enjaulado en el Coliseo, pero nunca vuelve a aparecer, ¿cómo que para qué me muestras algo sin importancia con tanto énfasis? Y, peor aún, ¿por qué no le das la debida importancia a lo que sí debe ser enfatizado?

En conclusión, se trata de una película hecha sin ponerle mucha cabeza y que quiere ser otras películas en lugar sí misma. Nadie en esta cinta quería hacerla, nadie pensó mucho en la audiencia, y el único que acaba ganando es Russel Crowe al básicamente ser el protagonista fantasma de una película para la que no tuvo que grabar ni una escena. La venganza del personaje de Hanno es un juego de niños en comparación con la que el ganador del Oscar les metió a todos los que creyeron que podrían librarse de él (ya que al parecer es muy difícil trabajar con él) al simplemente no incluirlo en esta secuela.

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