Wicked

⭐⭐⭐⭐ 

¡¿Parte 1?! ¿Enserio? Hollywood ya deja de manipularme haciéndome creer que me vas a entregar algo completo cuando no. Y, para la próxima, al menos asegurate de dejar algo que contar en tu secuela.

Wicked es una precuela, al menos esta primera parte por que la siguiente es un recuento (según tengo entendido), de El Mago de Oz (ya en este punto no sé si se refiere al libro o a la película, pero realmente no importa porque no he visto/leido ninguno). Elphaba (Cynthia Erivo) es una joven que sufre aislamiento debido a su piel verde al ser producto de un amorío de su madre, pero que gracias a sus aptitudes mágicas logra entrar al colegio Shiz. Aquí conoce y forja una relación con Galinda (Ariana Grande), es instruida directamente por la maestra Madame Morrible (Michelle Yeoh) para usar sus poderes con la promesa de poder conocer al Gran Mago Oz (Jeff Goldblum), a la vez que descubre un complot para privar a los animales de su capacidad de hablar y mantenerlos encerrados en jaulas.

Debo comenzar aclarando que no conozco ni la novela ni la obra de teatro original. Tampoco he visto ninguna versión de El Mago de Oz. Lo único que conozco de este mundo es un poco de la trama, la película de Oz The Great and Powerful de Sam Raimi, la cual ni siquiera puede coexistir con esta, y las teorías de consipración de gente ahorcada en los árboles de utilería y gente envenenada con nieve de asbesto. Esto implica que no sé cómo adapta en ninguno de los 17 diferentes niveles de adaptación de los que esta cinta se compone, a la vez que no tengo ningún aprecio previo por personajes o canciones. Y, bajo esta contexto, fue algo bastante disfrutable.

Por alguna razón más allá de mi comprensión los trailers mostraban lo menos llamativo de la película, como si se esforzaran en hacerla sentirse barata y grabada en un tipo domo Disney donde no puedes dar más de tres pasos sin chocar con una pared de leds, pero que sorpresa fue el ver que no era el caso. Esto se contraponía con lo que Jon M. Chu había propuesto en In The Heights donde las coreografías eran grandiosas en escala y los sets desafiaban la gravedad (que parece ser un tema que le agrada mucho al director) con tal de proponer cosas nuevas. Esto hacía que entrar a ver esta película fuera como un volado.

Pese a esto, desde un inicio es claro que los trailers no le estaban haciendo justicia a la cinta. Empezamos con una voz en off floja, pero avanzamos con un plano secuencia que juega con reflejos, iconografía clásica y la cámara volando por todo el Reino de Oz hasta llegar a un pueblo donde hay un número músical de toda la población bailando, donde queman una estatua gigante de la Bruja del Oeste cual miembros de KKK, al mismo tiempo que Galinda llega en una burbuja voladora a cantar. Desde aquí es como, ¿qué es esto? Esto no es lo que se me prometió. En momentos medio flaquea un poco esta grandiosidad, pero siempre vuelve a ella.

El diseño de producción es brutal. Los sets son grandes y únicos. La biblioteca es una mezcla entre la Comarca de los Hobbits con 2001: A Space Odyssey de Stanley Kubrick, los salones de Shyz tienen detalles diferenciadores y bien pensados como palancas adecuadas para el profesor que es una cabra (interpretado por Peter Dinklage), e incluso hay un club nocturno bajo el agua donde la luz se filtra de forma única. Por su lado, la Ciudad Esmeralda se siente gigantesca, grotescamente verde, y el castillo tiene paredes hechas de ladrillos gigantes desfasados y con una textura de joya que te dan ganas de tocarlos, a la vez que la torre que se abre y el mecha (el mago tiene un robot gigante de sí mismo) te dejan boquabierto. Un par de locaciones abiertas de pasto se sienten grabadas en un espacio de dos metros cuadrados completamente rodeados de pantalla verde que les ocasionó daños permamentes en la cornea a los interpretes, pero son mínimas las cuestiones en que esto pasa. Todos los lugares desbordan personalidad y resultan en una interpretación fresca del Reino de Oz.

Las caracterizaciones son un tanto inconsistentes, pero en general bastante llamativas. El maquilla de Elphaba verde siempre es impecable y el uso de diferentes telas y texturas hace que, sobre todo en el tercer acto, sea un deleite estético verla en pantalla. Galinda tiene algunos vestidos espectaculares, hay uno hecho de flores gigantes ridículamente llamativo, pero otros se sienten más de quinceañera que cerró la calle con una troca (experiencia 100% mexa). Los vestuarios de Boq (Ethan Slater) y Fiyero (Jonathan Bailey) son bastante olvidables, pero encajan perfectamente con los demás. La caracterización de Goldblum se siente portentosa y única, a la vez que los intricados vestidos de Yeoh te dirijen la atención directo hacia ella.

Esto se apoya en interpretaciones muy sólidas. Yeoh es tanto comprensiva como una líder fascista cuando la historia lo requiere, y a Goldblum el director lo detiene para que no comience a actuar como maniaco nivel Johnny Depp atravesando el divorcio. No obstante, sin duda todo se ve opacado por la química e interacciones entre Erivo y Grande, la cual es el corazón de la cinta. Es el típico arco de enemigas a amigas, pero es enternecedor de ver y con ellas siendo tan opuestas y exageradas, telenovelescamente dramáticas y en momentos causando pena ajena, siempre te mantiene invertido y divirtiéndote. Cada una de estas dos protagonistas tiene sus manías, defectos y virtudes, y en general complejidad. Por si no fuera suficiente, ambas actrices tienen unas voces impresionantes que en momentos rayan lo inhumano.

Los efectos prácticos se ven muy bien logrados. La bruja quemada y el cómo interactuan los personajes con sus entornos en las coreaografías son creativos y se sienten reales. Las cosas que sí evidentemente son efectos especiales, como animales de CGI, se ven bastante bien y, aunque no diría que son los mejores que hemos visto, no te sacan de la experiencia. Sobre todo hay escenas en espacios abiertos, pastisales, donde no hay nada y el cielo está tan vacío que sí dan la sensación de haber sido grabados en la burbuja donde filman al producto (digo, personaje) favorito de Disney y Star Wars.

La parte musical es muy disfrutable. En su mayoría las canciones no son particularmente icónicas, al menos desde la cinta, pero funcionan para llevar la historia. Y, las composiciones originales y un par de canciones de la obra ("popular" sobre todo) sí son icónicas y quieres agregarlas a tu playlist saliendo. M. Chu se nota que sabe lo que hace y está comprometido con usar el lenguaje cinematográfico lo más posible. Todo se ve grande, espectacular y la cámara se mueve como loca de una forma que no podría ocurrir en el teatro. Hay montajes de plano dividido con juegos de simetría sumamente audiovisuales, y la fotografía altamente contrastada, llena de luces sobreexpuestas y colores vibrantes dan un aspecto visual que simplemente no se puede conseguir en un escenario en vivo.

La situación menos favorable de la cinta es la narrativa. Ni siquiera el guion en sí porque la forma en que están escritas las protagonistas es absolutamente hipnótico y gracioso de ver, y las cuestiones más tediosas como exposición las presenta de formas llamativas (con mediano éxito y funcionalidad en su mayoría), sino en la estructura general de la historia. De entrada, que desde un inicio te dejen en claro, tras otro caso de publicidad engañosa (aún no te perdono Dune), que solo es media historia es poco satisfactorio, es como si te prometieran tu cena de seis platos que en realidad solo trae seis; sobre todo al tomar en cuenta que el final es lo que termina de significar todo el viaje y tema. Lo curioso es que la cinta al final sí medio termina en un clímax, lo cual, aunque satisfactorio en el momento, trae sus propios problemas. Donde acaba la película es un gran punto emocional y narrativo para cerrar como precuela a El Mago de Oz (no estaba al tanto que el segundo acto/parte es un recuento de esta historia al momento de ver el presente filme en el cine), pero deja muchas líneas argumentales abiertas, mucho trabajo de personajes y temático queda imcompleto, y lo más fuerte de esta cinta, la relación entre las protagonistas, queda en un punto donde se ve complicado que pueda estar presente en la secuela.

Hay una cosa muy bonita cuando no esperas nada y vas al cine por más compromiso que por gusto, y sales habiendotela pasado muy bien. No cabe duda que los involucrados en Wicked hicieron un mejor trabajo que aquellos que intentaron (y fracasoron) al publicitarla. Es una historia llena de aventura, magia, coming-of-age, química entre personajes entrañables y un nivel de espectacularidad musical que recuerda a los clásicos de Hollywood de hace setenta años. Sin embargo, la narrativa de repente se empieza a tropezarse consigo misma, perderse en tantos momentos reitarativos y tramas superfluas que, aunque hay un clímax decente al final, sí te deja un poco con los genitales, a diferencia de los de la Bruja Malvada del Oeste y más similar a los de un Na'vi, azules.

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