Here
⭐⭐⭐ .5
Después de ver Pinocchio de Robert Zemeckis, película que hasta el día de hoy me persigue en mis pesadillas, no creía que el director de Back to the Future y Who Framed Roger Rabbit tendría algo más que ofrecernos. Así que, por el puro gimmick de una cámara inmovil durante toda una cinta fui a ver Here, y qué agradable sorpresa fue.
Here nos cuenta la historia de Richard Young (Tom Hanks) y su familia, todo desde una esquina de la sala de la casa que sus padres, Rose (Kelly Reilly) y Al (Paul Bettany), compraron al final de la Segunda Guerra Mundial. Richard embaraza a su novia Margaret (Robin Wright), aun my jovenes ambos, llevándolos a vivir toda su vida en la misma casa, teniendo los eventos más importantes de sus vidas en esa sala. Sin embargo, esto se intercala con escenas de otras familias que también han vivido o viviran en esa casa, así cómo eventos que ocurrieron en el pasado en ese mismo lugar donde actualmente se encuentra construida dicha casa.
Ciertamente, lo que más se podía esperar de una película donde la cámara no se mueve absolutamente nada es que, aunque tiene cierto mérito como experimento audiovisual, no sería muy cinematográfico. No obstante, el resultado es todo lo contrario. La cinta es muy atrapante, dramatica y se siente genuinamente cinematográfica, no como una simple obra de teatro.
El guion, aunque simple, llega a incluir tanto elementos llamativos como una reflexión bastante actual y madura sobre la evolución de las relaciones. Ver dinosaurios extinguirse con la música de Alan Silvestri de fondo es sumamente emocionante, las ligeras conexiones entre las historias dan una mayor sensación de verosimilitud, y ver elementos "históricos" inventados como el trabajo de Benjamin Franklin le dan una sensación de epicidad y escala a lo que por otro lado sería una historia llevada únicamente por la relación entre dos personajes. Por el contrario, ver la evolución de la forma en que los personajes se relacionan entre ellos, cómo crecen y de qué manera logran romper los esquemas sociales establecidos para ellos desde que eran jovenes son momentos bastante empáticos y que se sienten actuales; algo raro de ver en cintas de directores ya consagrados que llevan toda su vida haciendo películas. Esto se mantiene entretenido cuando todas las escenas incluyen algún tipo de conflicto y, aunque en sí no avanzan la historia (principalmente porque no hay tal), sí alteran las relaciones entre los personajes y no se puede regresar a cómo eran antes. Además, las escenas de familias y eventos que no se relacionan con Richard y Margaret, porque ocurren en otro momento temporal, se relacionan temática, narrativa o emocionalmente con lo que le pasa a los protagonistas, dandole estructura y mayor peso a la narrativa (o falta de la misma).
Esto se apoya en las interpretaciones. Los actores protagonistas, Hanks, Wright, Bettany y Reilly cargan la película con sus interpretaciones carismáticas y diferenciables. Hanks prácticamente puede actuar hasta dormido en este punto. Ciertamente en momentos el CGI para rejuvenecer a los actores es medio perturbador e incómodo de ver, pero como la mayor parte de lo que ocurre es visto en un plano entero, relativamente abierto, no es realmente distinguible esto más que en un par de ocasiones. Aún así, eso no deja de hacer un tanto triste que se esté perdiendo la tradición de usar diferentes actores para interpretar a un mismo personaje en distintos momentos de su vida, en vez de recurrir a ponerle una plasta mal texturizada en la cara digitalmente que parece hecha de plastilina y pesadillas para buscar conseguir el sueño humedo de Zemeckis de solo tener que trabajar con un actor para hacer una cinta.
Es sorprendente como todos los departamentos se juntaron aquí para hacer una experiencia que se siente cinematográfica. La dirección de actores, sus movimientos y bloqueos, hacen que siempre se sienta una sensación de movimiento en pantalla. El diseño de producción logra, a través de una cantidad enorme de elementos, representar y transformar esta habitación para que siempre sea claro de qué epoca se trata y de quién está viviendo, y bajo qué circunstancias, en esa casa. La fotografía de Don Burguess, aunque no es tan llamativa y estilizada como en su trabajo con James Wan, logra generar dinamismo a través de la iluminación, pues al la cámara estar fija, la iluminación ayuda a moldear la atmósfera y conferir el momento del día en que ocurre cada escena. Sin embargo, la edición se lleva los aplausos, siendo dinámica e imparable, que pasa de una escena a otra a través de viñetas, cuadros dentro del cuadro, que se van superponiendo para mostrar otro momento temporal, no solo referenciando al medio original de esta historia (el cómic), sino también haciendo las transciones más fluidas, cinematográficas y permitiendo combinar momentos para dar mayor peso temático, dramático o simplemente estético.
Zemeckis se consagró a finales del siglo pasado con cintas que, aunque no soy el más adepto a las mismas, sin duda fueron hitos culturales de gran valor. A inicios del siglo XXI, con la llegada de la captura de movimiento el señor se terminó perdiendo en un agujero de gusano que lo llevó a dirigir películas con la sensibilidad de un palo y el valor estético de una piedra. Aún así, en esta cinta, atractiva por su gimmick, el director que nos enseñó que las caricaturas pueden traumarte y exitarte al mismo tiempo, demuestra que su fuerte está en presentar historias llenas de corazón, enfocadas en sus personajes y con algún nivel de experimentación audiovisual. Fue bueno ver al Zemeckis de antaño regresar, quizás no tan brillante como cuando dirigió a Tom Hanks peléandose con una pelota y probablemente solo por esta cinta, pero fue agradable ver que aún está experimentando y es capaz de hacer algo más que remakes hechos para mostrar qué tan mal y en qué tan malos proyectos actores ganadores del premio de la Academia pueden terminar.
En cierto sentido, podemos decir que Zemeckis se dedicó a hacer varias Catwomans de Halle Berry, y finalmente nos dió algo que no es eso.

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