Mufasa: The Lion King

⭐⭐.5

Las películas nos han enseñado que lo más poderoso es el amor, así como las amistades que hacemos en el camino, mas que el destino. En otras ocasiones tienen como tema central la justicia, con el bien triunfando porque no hay forma que el mal prevalezca ante la fortaleza de hacer lo correcto. No obstante, Mufasa: The Lion King, aunque incluye todo esto, su existencia nos demuestra que lo más fuerte es el capitalismo.

Rafiki (John Kani) le cuenta a Kiara (Blue Ivy Carter), la hija de Simba (Donald Glover) y Nala (Beyoncé), la historia de su abuelo Mufasa (aquí interpretado por Aaron Pierre). Mufasa desde muy niño se pierde y es rescatado por otro pequeño León llamado Taka (Kelvin Harrison Jr.) y su madre Eshe (Thandiwe Newton), quien lo cría como su propio hijo y hermano de Taka, pese a las oposiciones del Rey León Obasi (Lennie James) de que su hijo Taka crezca cerca de este extraño. Sin embargo, cuando un ejercito de leones albinos (porque metáforas raciales) liderados por Kiros (Mads Mikkelsen interpretando a otro nazi supremacista) se deciden a cazar a este par de leones jovenes, estos tienen que huir hacia un paraíso posiblemente inexistente llamado Milele.

La única razón para ver esta cinta es que Barry Jenkins (ganador del Oscar por Moonlight) dirige, pues, la verdad, ¿quién quería ver esto? Fuera de el león supremacista blanco y el color de piel de los actores detrás de los personajes, no hay mucho que explique esto. En sí, todo es bastante genérico, se siente completa y absolutamente falso, y, aunque en momentos la cámara vuela como loca, la mayor parte del tiempo los encuadres y visuales son poco memorables. Esto sin contar que no hay construcción para los momentos más dramáticos o emocionales, todo lo que ocurre, sea importante o intrascendente, están filmados y montados con el mismo ritmo anti-emocional que hace que todo se siente como "ah, ok"; que es como se deben de filmar las películas festivaleras, o supongo que por eso todas son así.

Toda la cinta es nulamente propositiva. Hay un par de planos de la cámara moviendose a través del agua, un juego con reflejos que ya habiamos visto hace más de veinte años mejor logrado y la escena de los leones blancos en un lugar muerto de arboles blancos que efectivamente los hace sentir como en una atmósfera fantasmal. Aún así, en general, la película se pierde tanto entre sus visuales tan realistas que olvidas por completo que esto debería ser emocionante o llamativo. Ningún plano es icónico, las transiciones son hasta anticuadas, recurre mil veces a los mismos recursos y nunca llega a decidirse por su tono serio y dramático o chistes sobre virgenes (real).

Esto no se ayuda en un guion mediocre, en el cual nada funciona más que capitalizar en lo que ya se hizo antes. Los momentos más emocionales son cuando se revela de dónde salieron cosas que estaban ahí al inicio de la película original, a la vez que se recae en los personajes con un valor preexistente que no tienen motivo de estar en la cinta; habiendo una historia marco sin mucho motivo más que interrumpir la historia real con chistes de dudosa calidad a través de personajes que salen en The Lion King y aquí no tienen nada que hacer.

También habría que sumarle que el equipo que se arma Mufasa es cinco personajes, de los cuales todos recaen en que aparecieron en la cinta original, pero que aquí todos tienen el mismo trasfondo. Si bien podría funcionar que todos son animales perdidos que se unen, que es lo que la cinta quiere hacer, pero al menos no hagas que todos sean exactamente el mismo. Varíale tantito, hazlos individuales. Que, la relación entre Mufasa y Taka, que la película trata como si fuera un misterio la identidad del segundo para los niños que que tienen más cromosomas que neuronas, es la misma que entre Orion Pax y D-16 en Transformers One, pero con menos desarrollo y motivaciones de adolescente inmaduro.

Las canciones. También mucho recae en lo que presentó una cinta noventera, mientras que lo más nuevo es hecho por Lin-Manuel Miranda. Ciertamente, él es el único en Disney capaz de escribir canciones nuevas que valgan la pena. Aquí, si bien tienen el estilo de Miranda y son pegajosas, sí les falta ese toque "selvático" tribalesco para que quaje completamente. Además de que, la historia y personajes no son particularmente cautivantes, y al verse tan realista se vuelve inverosimil comprarte que tienen sentimientos y que cantan. Supongo que es parte de la magía, pero es raro, incómodo y llega a un nivel donde se siente más paródico que empático.

Así mismo, se siente hasta anticuado el clímax y los personajes. La historia es Mufasa y Taka abandonando a su familia, dejándolos morir, para luego pasar huyendo toda la película, no los hace los personajes más proactivos del mundo. Esto no se ayuda por el hecho de que, aunque hay algun motivo medianamente verosímil detrás, Mufasa es una pistola para todo y Taka un bueno para nada, por lo que más que una amistad de iguales es un niñero cuidando a alguien más.

Y todo para que al final Mufasa lleve a un grupo de leones peligrosos a una utopía anarquista sin necesidad de gobierno, donde todos están felices y se respetan entre ellos, y que cuando Mufasa soluciona el problema que él causo es nombrado Rey. En pleno siglo XXI la idea de un Rey resulta anticuada. Darle el poder absoluto a alguien es peligroso. Pero cuando se lo dan a alguien "bueno" (si tal cosa existe) y donde claramente se va a tener que comer a algunos subditos (cosa difícil de ignorar al verse tan reales estos animales), pues es complicado sentir esto como un clímax bonito o satisfactorio; especialmente cuando el reino ya vivía en una sociedad con todos igualitariamente sin tener que rendir su voluntad a alguien. ¿Para qué cuestionar las situaciones complicadas que arrastramos como sociedad occidental desde hace milenios? Es más fácil usar los mismos arquetípos anticuados y así no tener que construir personajes o temas.

Ya en este punto es ilógico esperar que Disney deje de hacer estas películas sobrias, sin personalidad y de dudosa calidad, pues se sabe que el dinero es más poderoso que la integridad artística y narrativa de la infancia de miles de personas. Las rolitas están chidas, el CGI en su mayoría es espectacular y aprovechan para mover la cámara de formas que solo se pueden lograr en este medio (como dos veces), pero los personajes planos, todos iguales, con relaciones mal construidas y arcos sin cambio dan como resultado una experiencia vacía, temáticamente anticuada, medio perturbadora y que realmente no tiene mucho propósito más que el capitalismo.

Mejor ver Transformers One, es la misma historia, pero con mejor construcción de personajes, una animación que no me dará pesadillas y que en vez de romantizar la monarquía sobre la utopía anarquista funcional, se sostiene sobre ideales revolucionarios socialistas. Tú elige qué resuena más contigo...

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