Queer

⭐⭐.5

En los últimos años Luca Guadagnino ha estado sacando una cantidad abrumadora de películas, todas siendo altamente aplaudidas por la crítica. Queer es una película que gritaba por ser dirigida por él, y aún así no da en el clavo.

Lee (Daniel Craig) es un hombre mayor adicto a los opioides, expatriado a México por esto, y a levantar jovencitos de bares. Su vida se basa únicamente en esto y hablar con su amigo Joe (Jason Schwartzman) sobre cómo el también recoge hombres de bares. Pero, cuando conoce a Eugene (Drew Starkey) queda perdidamente "enamorado", y hará todo lo posible para estar con él, incluso si esto implica llevarlo de viaje por toda Sudamérica a través de métodos cuestionables.

Guadanigno es un director bastante capaz que, por alguna razón, muchas de sus películas no son particularmente atrapantes en su narrativa. Guadagnino tiene una sensibilidad muy amplia, y al parecer sus películas más en los extremos son las que más disfruta la gente. Puede dirigir cosas bastante emocionales, llenas de adrenalina y tensión dramática como Challengers, o películas donde los personajes simplemente existen como en Call Me by Your Name. Queer es más similar a la segunda.

Aquí no hay mucho que ver. Hay un par de ideas creativas cinematográficamente hablando. El como a través de "volver a exponer" ciertos planos, en una versión digital de una técnica muy vieja, muestra los deseos de Lee de forma visual, y los mil quinientos planos iguales de los personajes metiéndose bajo la piel del otro son bastante inquietantes. Fuera de esto son escenas en donde los personajes únicamente platican, y el uso de la cámara y montaje no es particularmente destacado u original, quedándose más en lo directamente funcional y genérico. Claramente la película tenía un presupuesto medio ajustado, pero podrían haberse ahorrado cada cosa de CGI chafa para poder mover la cámara un poco.

En ese aspecto, el diseño de producción, aunque en momentos recae demasiado en efectos visuales medio obvios (la serpiente en CGI es vomitibamente falsa jajajaja), es muy llamativo. Es una Ciudad de México de los años sesentas (creo), pero que no busca recrearla fielmente. En un inicio esto te saca de onda, que haya únicamente gringos, y muy poca gente en la calle no es precisamente verosímil. No obstante, es claro que lo que la película intenta hacer es crear una versión estilizada, colorida, con toques mediterráneos y del giallo de la ciudad de México. Sí hay elementos mexicanos como letreros, productos, gente borracha y abusadores, pero la forma en que están vestidos los personajes, camisas y sacos de colores claros y telas ligeras, así como la forma, colores y materiales de los edificios son más reminicentes a las inclinaciones mediterraneas que tanto le gustan a Guadagnino; y que por alguna razón ahora son relacionadas con la comunidad LGBT+, ¿recuerdan Luca? Además, hay un set, acompañado de su versión en miniatura, de un hotel con paredes, puertas y suelo rojo brillante, en una atmósfera bizarra y opresiva que recuerda a Suspiria de Dario Argento (cuyo remake que me rehuso a ver dirigió el director que nos atañe en este texto). Claramente hay muchas de las sensibilidades estéticas del director a través de esta falsa y estilizada Ciudad de México.

Daniel Craig hace un muy buen papel. Transmite lo que necesita, su corporalidad es absolutamente esencial para varios momentos, y tiene un agarre de nalgas brutal que es esencial para el director italiano. Starkey cumple, estoico y orgulloso como su personaje lo requiere. Sin embargo, Jason Schwartzman se roba absolutamente la cinta, su corporalidad y forma de entregar los diálogos es muy graciosa e hipnótica de ver. Hay otros personajes que se dedican a estar serios y sin emociones como película "artística" mexicana, en eso sí adapta muy bien de nuestro país.

Pese a esto, el guion se la pasa deteniendo todo este potencial. Curioso que Justin Kuritzkes escribió la dramática Challengers, y ahora sale con esto. En principio, realmente la cinta no tiene identidad real. Los personajes, que esta cinta solo se trata de explorarlos, existen interactuando entre ellos, sin tener mucho crecimiento ni cambios en su actuar; de hecho esto ocurre durante una elipsis, porque se sabe que la mejor manera de presentar un cambio en el cine es no mostrarlo. En momentos incluso hay elementos medio gratuitos, como la adiciónde Lee que, aunque lo vemos drogarse, de repente a media cinta, ahora resulta que tiene síndrome de abstinencia y se pone como Mamá Coco cuando nunca lo habíamos visto actuar así. Se siente como una forma mal planteada de generar un conflicto que, realmente, no complica más la situación ya "complicada" de los personajes.

Lo más aburrido que puedes hacer en tu película es que tu protagonista sea pasivo, que no quiera nada y que la trama, cuando sí hay, sea él siendo arrastrado. Y es que, el caso de Lee es complejo en este sentido, pues en un inicio tiene el objetivo de salir (c*g*r, solo quiere c*g*r) con Eugene, y lo logra muy pronto, entonces toda la película es él intentando mantener este status quo contra alguien que es bastante pasivo y mediocre para poner límites. "Hay" un conflicto entre estos dos, Lee solo quiere estar con Eugene, y este quiere alejarse lo más posible de él, pero no lo hace y hasta acepta pasar más tiempo con él. ¿Qué clase de conflicto es uno donde el protagonista quiere mantener las cosas como están y el antagonista no hace nada para cambiarlo? No hay drama, no hay acción, ni entretenimiento.

De repente, la película se vuelve una travesía medio de aventuras en la selva en busca de una planta mágica nativa que te da poderes telepáticos. Ignorando, con mucha dificultad, que esta búsqueda salió de la nada y rompe con el tono metiendo más chistes y un objetivo externo, tampoco hace mucho sentido y el guion solo incluye escenas de nada para alargar esta subtrama. Sí hay un poco la insinuación de que Lee quiere hacer esto para conectar y entender a Eugene, quien es muy serio y nunca habla realmente sobre qué le pasa, pero no es claro por qué Eugene acepta acompañar al adicto a los opioides en una misión en medio de la selva para encontrar una planta mágica que él va a probar para darle gusto a la audiencia que quiere verlos tener más relaciones.

Como la cinta necesita durar lo más posible, sin mostrar realmente el cambio, conflicto o desarrollo que provoca el clímax de la cinta, tiene una cantidad bastante considerable de metáforas que solo el director entiende. Un wey acostado con un vidrio flotando sobre su pecho, un torso femenino levitando sobre una mesa de madera y un collar de cienpies que mueve las patitas son ejemplos de los supuestos temas y motivos que Guadagnino jura que construyó y significan algo. Es un intento surrealista y metafórico sin ninguna construcción detrás.

Viendo un poco más allá de esta pasividad y falta de dramatismo en los personajes, la cuestión más complicada es la ética y empática. Inicialmente, y siendo esto algo muy personal que podría hacer que otros disfruten esta cinta, me cuesta mucho empatizar con alguien que lo único que quiere es tener relaciones sexuales, alguien cuya vida, relaciones y acciones giran única, exclusiva e inmatizadamente alrededor del coito. Aún así, admito que esto puede ser algo medio personal y que los hombres tenemos fama de únicamente pensar con esa cabeza, pero esto no me permite ignorar cuestiones como la manipulación. Lee prácticamente acecha en bares hombres mucho más jovenes que él para tener relaciones con ellos, en una versión homosexual de lo que hace Leonardo DiCaprio con sus novias que siempre tienen que ser modelos mucho más jovenes que él donde no parece estar muy interesado en sus personalidades. Esto me parece que no ayuda a que el protagonista sea alguien a quien quieres apoyar, aunque sea seguir, por dos horas, pero eventualmente, no solo tiene sexo por primera vez con un Eugene borracho y que acaba de vomitar, sino que cuando él da claros indicios de que no quiere nada con él, Lee lo empieza a hostigar, manipular económica y emocionalmente, y prácticamente verlo como un ser que solo está ahí para complacerlo. Y la cosa es que nunca vemos a Lee y Eugene teniendo algo de química para entender qué es lo que a el hombre mayor le atrae de este jovencito, raramente platican o se interesan por lo que el otro tiene que decir, únicamente se trata de hostigar para tener relaciones coitales.

Al final, hay potencial aquí, los interpretes hacen lo que pueden de forma bastante destacada (excepto cuando hablan español, pero se los perdonaremos aquí), y Guadagnino utiliza esta historia de pretexto para incluir muchas de sus sensibilidades e intereses artístico y personales aquí. Hay ideas bien conseguidas y un genuino intento de ser visualmente única, pero poco más. El guion pasa mucho tiempo enfocándose en falsos conflictos, objetivos ya conseguidos, personajes sin mucho cambio y sexo, mucho sexo éticamente cuestionable cuanto menos. Supongo que si quieres ir al cine para salir como carpa de circo y fantasear una versión queer y análoga de cómo era ser modelo de Instagram de mil seguidores  que le pagan viajes todo incluido en la época pre-redes sociales, esta es tu película, pero si quieres ver algo entretenido, divertido, escapista o al menos propositivo, este no es el lugar.

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