Sujo
⭐⭐.5
Pero qué manera de hacer la primera mitad de tu película cine de zacates (si eres de México me imagino que este nombre te remite directamente a cierta tendencia del cine nacional actual, si no, puedes revisar el "Manifiesto Anti-Zacatista" co-publicado en el segundo número de The Undead Cinephile Society [https://drive.google.com/file/d/1MWrJKhM61AGf1kXMylp8VqtHNzc5ooGp/view?usp=sharing]), para luego de hora y cacho darle la vuelta y hacerla una película atrapante, más o menos...
Sujo (Juan Jesús Varela) es un adolescente, hijo de un sicario que fue asesinado cuando él era muy pequeño, y que vive con su tía Nemesia (Yadira Pérez) en una pequeña casa en medio del bosque, ya que tiene prohibido bajar al pueblo donde sería asesinado por el líder del crímen organizado que mató a su padre. Sin embargo, él crece junto con Jai (Alexis Varela) y Jeremy (Jairo Hernandez), y los tres se terminan involucrando con el crímen organizado, llevando a que a Sujo no le quede otra que escaparse a la Ciudad de México para intentar rehacer su vida, empresa en la que es apoyado por la maestra universitaria Susan (Sandra Lorenzano).
No creo que nadie vaya a leer el "Manifiesto Anti-Zacatista" [lo cual es triste porque es uno de los mejores textos en los que he colaborado :'( ], pero aquí un resumen: El cine de zacates es un termino propio que acuñé para referenciar cierto movimiento de películas mexicanas, ubicades usualmente en entornornos rurales, donde los personajes se limitan a existir una vida trágica sin hacer nada al respecto o mostrar emociones, buscando ser cinematográficamente "naturalista" hasta un extremo en que se vuelve emocional y estéticamente aislante, y que tiene una mirada fetichista de la pobreza. Usualmente, esto es lo que esperas en mi país al ir a ver una película nacional que ha estado en festivales, se para el cuello de ser muy artística y es vanagloriada en Europa porque gracias a Dios ellos no tienen que enfrentar a nuestros exóticos problemas de vivir en casas que se caen a pedazos donde es un trabajo cotidiano estar del otro lado de la ley, siempre y cuando no se muestre de manera explícita, explotativa o divertida, porque aún no superamos la falsa moralidad de los años cincuenta. Y esto es lo que esperas al ir a ver Sujo, y te lo da, pero solo completamente en la primera mitad.
Sujo es un caso curioso, son dos películas. Cuando empieza, es completamente de zacates. Es gente pobre viviendo en un bosque donde el único juguete que tiene el hijo (quien es el protagonista de ¿6? años, más o menos) de alguien con un carro último modelo es un luchador de plástico (porque es más importante una falsa identidad mexicana que verosimilitud), y donde todos trabajan en el crimen organizado. De repente, cuando su papá es asesinado, Sujo es llevado de casa en casa de personajes que lo están protegiendo para que no sea asesinado por quien mató a su padre. Esta premisa suena fantástica, sin embargo, la ejecución es, cuanto menos, extraña.
Ciertamente, es claro lo que están intentando hacer las directoras, Fernanda Valadez y Astrid Rondero. Al menos en ciertas escenas se trata de ver todo desde la perspectiva del niño, inocente, incapaz de entender la violencia que está viviendo, con los adultos siempre fuera de cuadro; esto último es inmersivo por parte del protagonista, pero no es particularmente émpatico sentir la muerte de un personaje de quien solo vimos planos de su entrepierna. Además, de repente esto solo ocurre en dos escenas, y todo lo demás se trata de ver a Nemesia buscando a su sobrino perdido y en riesgo de muerte, lo cual podría ser emocionalmente atrapante y tenso si no le exigieran a Yadira Pérez una actuación tan "naturalista" que termina con el carisma y capacidad de generar empatía de una piedra; es ridículo como su personaje pasa por miedo, tensión, alivio, gratitud y hasta ve fantasmas y nunca cambia la expresión en su rostro, una cosa es que sea contenida y otra risiblemente insensible. Tampoco ayuda que todos los problemas y conflictos se resuelvan en la misma escena en que se presentan, que el protagonista sea un niño de seis años que solo es arrastrado por la trama y que lo único que hace es decir que quiere hacer algo, pero no hace nada.
Esto es completamente zacates. Hay planos largos de personajes únicamente caminando hacia ningún lado, planos estáticos de animales y plantas del rancho y muchas veces los personajes hacen cosas "estereotipicamente" pobres solo para ser incluidas en la cinta. No quiero decir que sea algo que la gente con situaciones económicas complicadas del país no realice o sí las practique, sino que son ideas que aparecen en todas las películas mexicanas que están en festivales y que no aportan nada a la narrativa o historia, solo comen tiempo en pantalla y cumplen el deseo voyerista de la elite festivalera de ver la "exoticidad" de la pobreza de mi país.
Pese a esto, la cinta mejora un poco casi llegando a la hora. Y, por esto, me refiero a que ahora es otra película. Comenzamos con un Sujo adolescente masturbándose con una revista pornográfica (porque se sabe que esa es la única forma de mostrar la adolescencia en el cine nacional), pero que junto con Jai y Jeremy arreglan el carro lujoso de su padre y comienzan a hacer trabajos para el crimen organizado. Aquí ya hay algo, Sujo toma la iniciativa de ir personalmente al pueblo, pese los peligros que esto implica para él, y trabajar para el crimen organizado que es visto como algo de estatus, poder y ser alguien en un pueblo que el gobierno y la sociedad tienen olvidado y no hay nada más que comer que pan. Incluso, hay un concepto de que los miembros de las pandillas son enumerados con tatuajes en el pecho dependiendo de que tan "cabrones" son, qué tan violentos y despiadados son, lo cual tiene gran potencial dramático y es la única dinámica única que propone esta cinta.
También es en este momento donde se cimenta la propuesta cinematográfica. Aquí ya es claro que se trata más de una exploración de personajes y su situación que una trama externo (aunque yo soy de la idea que se puede, y debería aspirar a, lograr ambos), aunado a que el corazón de la cinta no es Sujo en sí, sino sus relaciones con los otros personajes, tanto con los vivos como con su padre. Aquí se vuelve claro también que la fotografía busca jugar con escenas poco iluminadas y con claroscuros; que hay una propuesta de mantener cosas fuera de campo, aun cuando lo que estaba enfocado se mueve el foco no cambia, dando una sensación de que oculta algo y no te lo quiere mostrar, en otros casos incluso la cámara se mueve más rápido que los personajes para mantenerte esperando poder ver lo que está ocurriendo directamente; y la cinta muchas veces grabar a través de superficies medio traslucidas que deforman la imagen de alguna manera, agregando una pequeña sensación de onirismo y de que lo que ocurre está fuera de nuestra completa comprensión. El montaje deja de ser casi planos eternos de nada solo para romantizar la pobreza, y se enfoca más en generar un ritmo y diferentes sensaciones en cada escena. También puedes notar un trabajo de diseño de producción funcional, y que la producción busco incluir algunos valores que, aunque no son los mejores, sí quieren hacer que la película se sienta como algo que no grabaron dos estudiantes en su tiempo libre en una casita que ellos construyeron con basura en medio bosque.
La cosa se vuelve más interesante cuando todo se sale de control, y Sujo es amenazado con ser asesinado justo como lo fue Jeremy. Sujo tiene que huir, dejar atrás todo lo que conoce y ahora vivir en una miseria urbana, queriendo cambiar a través del estudio y trabajando por una miseria, logrando apoyarse en la maestra Susan, pero Jai llega a visitarlo y vuelve a proponerle regresar al crimen organizado. Aquí se exploran todo tipo de cuestiones, desde el perdón y el apoyo brindado desde el privilegio, hasta el problema sistémico que lleva a que sea tan atractivo formar parte del crimen organizado. Aquí la gana de Sujo de estudiar y de trabajar de forma legal entra en oposición con su "familia" y su gana de vivir mejor, sigue siendo poco claro el objetivo, pero al menos ya hay un conflicto. Ahora hay fuerzas jalando y empujando la historia, fuerzas manejadas por el protagonista, un tira y afloja entre no ser como su padre y el seguir sus pasos.
Así mismo, hay una escena final que se siente completamente desconectada de lo demás, pero resignifica toda la cinta y le da sentido a la escena inicial que en un inicio se sentía sobrada. Lo ideal sería que resignificara sin tener que meter escenas sin sentido al inicio de tu película, ¿verdad? Pero, con todo y esto, esta última escena es muy poderosa y llega a darle una nueva profundidad a temas principales y secundarios de la película, los cuales llegan a ser mencionados ocasionalmente sin mucho propósito, hasta que llega esta escena y se siente como un cubetazo de agua helada. El filme acaba en una escena con un punto tan alto que, terminas emocionado de verla, lográndolo artificialmente y buscando que te olvides de todos los problemas que la cinta tuvo a lo largo de todo su metraje.
La cuestión es que lo más débil de la cinta es el guion. Sí tiene momentos bien logrados, como la escena mencionada anteriormente o el concepto de los tatuajes matemáticos, pero son mínimos. La mayor parte del tiempo son escenas sin mucha correlación ni causalidad entre ellas, carecen usualmente de conflicto, y por lo tanto drama o entretenimiento, y los pocos que hay no crecen ni se les da seguimiento, y en momentos la cinta se pierde en escenas oníricas con el único propósito de verse "artístico" porque no tienen ni metáforas ni trasfondo. La cinta tiene como tres inicios, cada vez que cambia la edad del protagonista o se muda de ciudad la película tiene que presentarte un nuevo status quo, quien es el personaje ahora y qué lo motiva por los siguientes cuarenta minutos, y el guion no es particularmente bueno para hacer esto. Puedes sentir a las guionistas batallando para transmitir ideas, recurriendo a los personajes diciendo lo que quieren, pues no saben cómo mostrar visualmente "quiero ir a la escuela", solo para lograr hacerlo en las siguientes tres escenas donde ya solo es reiterativo y no tan efectivo; incluso en una ocasión Sujo le reclama a su tía que no le habla, como si fuera algo nuevo, cuando nosotros nunca la hemos visto hablarle, resultando en algo más gracioso que dramático. Ya mencionar que las escenas son reiterativas y se podrían condesar en una sola, los dialogos buscan ser genéricos y planos al tener tanto miedo de caer en lo melodramático, muchos personajes sobran o son ridículos, y los pasivos no te atraen a seguir viendo esta historia ya es patear al pobre perrito mojado.
Esto no se ayuda en la dirección. Esta no es tan grave como el guion, pero definitivamente no le hace ningún favor, tiene una pierna rota y cojea para que llegue esto a romperle la otra. Sí tiene una propuesta creativa, pero no es efectiva. El usar puros planos largos, contemplativos y abiertos, pero que ilógicamente dejan la violencia fuera hacen sentido desde la vision zacatista que llevan las directoras. Mas, nunca ver la cara de tu protagonista de cerca y que las pocas veces que muestras algo esté tan lejos que no entiendes de qué se trata hasta que te lo explican verbalmente, pues no es lo más cinematográfico; no avanzamos tanto en el lenguaje cinematográfico para que decidan ignorar la existencia del primer plano y plano detalle y lo graben como si se tratara de una obra de teatro. No repetiré mis argumentos sobre el falso naturalismo que usan como pretexto para no dirigir actores, y aunque en la segunda mitad los personajes pelean contra las indicaciones de dirección de no tener personalidad, los tienen con una correa tan corta que aún así parece que eligieron las tomas donde no había ninguna emoción. Y todo esto para que todas las escenas estén dirigidas igual, nunca buscan crear tensión, miedo, alegría, adrenalina, nada, todo siempre debe de ser tan plano como la línea del monitor cardiaco de Liam (1D).
Sujo es una película de zacates, con todo lo que esta trae, que intenta alejarse de esto en su segunda mitad, pero la necedad de ser "artistico" en México es más fuerte que el hacer una película emocional, narrativa o sin relleno. El apartado más técnico funciona bien, pero debido al guion y dirección, aunque claramente quieren abordar muchos temas que son actuales e importantes, lo hace con tan poca sensibilidad narrativa y cinematográfica que solo se vuelve algo inmutable dramáticamente y una mirada fetichista, ajena y con un toque de superioridad hacia la pobreza sin entender el privilegio que es hacer cine, sobre todo en este país. Por eso no es raro que en este país, siendo el segundo mercado más grande para Hollywood, esta película no meta ni tres personas en una sala (en la mía solo eramos dos), mientras que en Cannes es una cinta vanagloriada; no es una cinta para la gente a la que está "representando", es una mirada europea, colonial, falsamente moralina y a una distancia segura que no requiere inmersión emocional de lo que es de verdad una situación tan cruda como la que se vive en el país. Y todavía la mandamos a representarnos a los Oscares, con razón siguen viéndonos como un país bananero de gente pobre y narcos a los cuales hay que mantener alejados, al cabo no muestran sentimientos humanos.
En esta cinta el único personaje que quiere ayudar, tiene tantita empatía y un nivel de perdón impresionante es extranjera. Claro que no se entiende ni se respeta nuestra sociedad. ¡¿Cómo que por?! Ya es hasta risible.

Comments
Post a Comment