Anora
⭐⭐⭐⭐
Lo que Cannes consideró la mejor película de este año ya por fin puede ser visto en cines del Tercer Mundo, y la verdad es mucha envoltura para tan poco regalo.
Ani (Mikey Madison) trabaja como bailarina exótica y acompañante en un club para hombres, donde es asisgnada a un cliente por ser la única chica ahí que habla ruso. Este cliente es Ivan/Vanya (no entiendo por qué es tan complicado el nombre[s] del personaje de Mark Eidelstein), el joven heredero de una familia rusa muy adinerada que, para poder quedarse en los Estados Unidos, le propone matrimonio a Ani, quien acepta por todo el dinero y beneficios que viene con esto. Por supuesto, la familia no aprueba esto y envían a Toros (Karren Karagulian), Garnick (Vache Tovmasyan) e Igor (Yuriy Borisov) para forzar a Ani a que les ayude a encontrar a Ivan, quien huyó, y así anular este vergonzoso matrimonio.
Qué maravillosamente divertida es esta cinta. Es curioso cómo cuando una comedia no se anuncia como tal, y solamente evitas que el inicio y final sean humorísticos, ahora sí te toman en serio tu película en festivales. En muchos aspectos la cinta es como esas películas de comedia que ya casi casi no se hacen, con una premisa o situación central que genera escenas divertidas y alrededor de la cual gira toda la trama. Realmente la cinta no es tan diferente de otras que son vistas como "comedias sin mérito artístico" como What Happens in Vegas o 21 & Over (la primera sí es medio cuestionable, la segunda absolutamente graciosa). La mejor forma de describirla es como una versión subversiva, cruda y llena de humor negro de qué pasaría si en Pretty Woman Richard Gere fuera parte de la mafia rusa.
La película empieza fuerte, con un plano a través de un club para adultos (que sí existe con ese nombre y hasta le agradecen en los créditos), donde hay múltiples mujeres bailando con diminutos calzones y los senos de fuera bailandole a hombres. Desde un inicio la película te muestra lo "erótico" de forma directa, sin tapujos y de una forma tan impersonal que no se siente realmente seductora o morbosa. Este es una gran idea, desde el inicio la película te dice aquí está, ya viste las chichis y chavas casi encueradas, ahora sí enfoquémonos en la historia. Y es que ciertamente esto es parte fundamental de la cinta, lo erótico y el sexo son una simple moneda de cambio sin nada personal para los personajes.
Y quizás ahí es donde esta cinta se diferencia de otras comedias que también incluyen mujeres en poca ropa y son vistas como vulgares, esto es parte del personaje. O sea, ciertamente hay un aspecto explotativo, y en momentos aspectos de mirada y fanstasía masculina (como sacar a la chava de trabajar), pero al menos cumplen un propósito en el drama más allá de atraer hombres cual animales. Al final, resulta un cubetazo de agua fría ver cómo es que, pese a lo ridículo y exagerado de las situaciones a las que se enfrentó la protagonista, todo fue causado por el hecho de que la única forma que ella tiene de relacionarse con otras personas es a través del sexo y el placer ajeno. Parecería un poco ingenua la protagonista, pero realmente es trágico verla no entender cómo es deseada, pero no querida; cómo no sabe mostrarse agradecida, y solo se lastima a sí misma en el proceso; cómo ella solo es un medio para otros, pero nunca un fin en sí misma.
En ese sentido, es donde este filme se diferencia de otras comedias. No es solo risas y situaciones chuscas, sino que es un personaje que termina involucrado en estas por una falla en su caracter que es catártica de ver. Esto es lo que se ha perdido de la idea de la comedia clásica y que la mayoría de la gente no ha sido capaz de hacer las pases con la misma, pues se asume que la comedia solo son risas escapistas y superficiales. La cinta te pide una visión más tipo Joker (el personaje) de la comedia. Es similar a cosas como Bojack Horseman, Once Upon a Time in... Hollywood o el cortometraje Thunder Road (supongo que también la película, pero no la he visto), donde son graciosas no por situaciones ligeras, sino por personajes patéticos que se enfrentan a situaciones límites donde la única forma de soportar verlo es mediante la risa.
No obstante, cinematográficamente no es la más propositiva. Está bien dirigida y editada por el mismo Sean Baker, y hace un trabajo de bloqueo y dirección de actores más elaborado que a lo que estamos acostumbrados actualmente. El playlist se compone de múltiples canciones licenciadas que acompañan, tanto en la ficción como fuera de esta, a la cinta de forma armónica, aumentando la intensidad de las escenas, pero no es particularmente memorable. Igualmente, aunque hay cierta propuesta como mostrar reflejos del lente y usar angulares para dar una sensación de deformación, espacialidad e idealización, fuera de esto la fotografía simplemente cumple y se nota que se pone completamente al servicio del guion y actuaciones. Especialmente la dirección no se siente con mucha personalidad y también se limita a ilustrar el guion; con contadas excepciones, como el primer plano que se mueve mucha seguridad hasta centrarse en la protagonista y se acerca al mismo tiempo que los créditos van apareciendo mientras le baila con los senos de fuera a un completo desconocido.
Y es muy claro que aquí se le dio mucha más importancia al guion que a lo demás. Se nota un cuidado en los diálogos, caracterización y profundidad de personajes, y sutilezas que claramente son el producto de una ardua reescritura. Lamentablemente, está tan perdido en el guion que la primera parte antes de la boda, que ya entendíamos porque se ve en el trailer, tarda muchísimo y las escenas son reiterativas hasta el cansancio; se podría haber recortado el primer acto, que no tiene mucho humor cabe destacarse, a la mitad, sin afectar en nada el desarrollo y dejando de una duración más prudente este largometraje. En otros momentos se nota que no hay mucho pensamiento detrás de cómo se iba a filmar, como cuando se roban la camioneta y parece que medio se teletransportan, o múltiples escenas de diálogo de puro plano y contraplano aburrido, pero con los personajes exponiendo su desarrollo de personaje de forma poco cinematográfica. Lo importante es el guion, que aunque complejiza y le da mucha profundidad a sus personajes, a nivel estructura, tono y acciones externas de los personajes le falta esa pulidita tipo Daniel-San para ser perfecto.
Anora es una propuesta absolutamente divertida que sabe cómo beber del caliz de la comedia, a la vez que no se olvida de tomar la premisa de la misma para darle un final trágico y catártico de ver. La cinta está muy ocupada en su guion para enfocarse en otras nimiedades como pensar en más de tres encuadres para una plática, pero lo que cuenta a través de esos limitados tres encuadres es de lo más alto a nivel escritura que ha llegado la comedia contemporánea. El sexo, un poquito de xenofobia y los momentos más ridículos del año dan como resultado una película que no te permite dejar de reír hasta la última escena, donde ahora solo quieres llorar (y no me refiero al cíclope).

Buena película, claro que no para ser la mejor película de los Oscar 2025
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