Nosferatu

⭐⭐⭐⭐.5

Robert Eggers es de lo mejor que le ha pasado al cine contemporáneo. Sus películas no hacen dinero, pero son increíbles, y Nosferatu no es la excepción.

La historia se centra alrededor de la pareja recien casada de Thomas (Nicolas Hoult) y Ellen (Lily-Rose Depp), durante el siglo XIX en Alemania. Thomas obtiene una oportunidad laboral única, pero debe viajar a un castillo en los Cárpatos para venderle una propiedad abandonada al Conde Orlock (Bill Skarsgard), llevando a que Ellen se tenga que quedar con la pareja de Friedrich (Aaron Taylor-Johnson) y Anna (Emma Corrin). Sin embargo, durante el viaje Thomas experimenta encuentros y situaciones paranormales, mientras que Ellen en sueños comienza a convulsionarse, llevándo a que sea vista por el Dr. Sievers (Ralph Ineson), quien determina que la única persona que puede ayudarla es el Profesor Eberhart (Willem Dafoe), un excentrico y oculista que cree todo esto se trata de una fuerza sobrenatural muy similar a un vampiro.

Supongo que es rara la persona que actualmente no esté familiarizada con Drácula o, en su defecto y copia, Nosferatu/Orlock. Incluso el mismo Hoult ha interpretado al asistente de Drácula en Renfield, una película muy divertida y altamente recomendable. No obstante, esta cinta de Eggers logra diferenciarse de estas interpretaciones anteriores, manteniéndose fiel a las mismas, pero aportando conceptos nuevos.

Primeramente, la atmósfera. Eggers es fantástico al conseguir que durante las más de dos horas de metraje toda escena se sienta sombría, aprensiva, como si hubiera un peligro latente e inescapable. Es terrorífico la falta de esperanza que puedes sentir por los personajes. Esto sumado a la iluminación estilizada, momentos donde lo sobrenatural es tratado como cotidiano (de una forma bastante eggersiana) y un diseño de locaciones de época lleno de personalidad recuerdan a los origenes expresionistas de esta historia.

En sí, todo funciona en esta cinta. La música ayuda a la sensación opresiva de la cinta, siendo música muy pesada y que no se roba las escenas poniéndose en primer plano, está en el fondo, contigo inconsciente de ella, pero teniéndote con el culo en la mano todo el tiempo. El diseño de producción es de primer nivel, todo se siente muy grandilocuente, hay múltiples recreaciones de época llamativas y que se sienten vivas, y los vestuarios, aun cuando parece que Taylor-Johnson está a punto de romper las costuras del suyo, se sienten apropiados, a la vez que tienen cortes y texturas diferentes y con personalidad. La fotografía es de primer nivel, llena de contrastes, sombras muy marcadas, una corrección fría y descolorida solo rota por el fuego y un uso de luces traseras para remarcar siluetas dan una sensación mística (conexión que viene desde las pinturas religiosas de antaño) que se apoya en un trabajo de bloqueo con la cámara y los actores moviédose sin parar en un baile entre lo diegético y lo extradiegético. Lo cual se suma a un montaje que, aunque busca pasar desapercibido, sí conecta planos en movimiento para dar cierta continuidad y transmitir ideas complejas; como cuando vemos la influencia de Orlock sobre Ellen al ver el plano de su mano moverse hacia la izquierda para cortar a un plano de la casa que continua moviéndose hacia la izquierda hasta llegar a Ellen.

La caracterización de Skarsgard como el Conde Orlock es magnífica. Recuerda una mezcla entre la cinta original y la descripción de Stoker del vampíro, a la vez que añade cuestiones originales como que se está pudriendo activamente y tiene gusanos en la piel. Aunado a esto, la voz que tiene el personaje es completamente terrorífica, gruesa, inhumana y un acento que mis sensiblidades parece uno germánico ronco. La corporalidad es impresionante, siendo desde un viejito débil y encorbado, pero imponente y aterrador, hasta una bestia con un ímpetu sexual sumamente poderoso y con movimientos medio monstruosos.

Los demás intérpretes no se quedan atrás. Hoult es muy empático y cuando actua nerviosamente al conocer al Conde puedes ver cómo su cuerpo directamente no le responde, únicamente liberando lágrimas. Depp también hace un trabajo impresionante, desde convulsiones donde sorprende que no tenga más vértebras que una persona normal, hasta escenas hechas para perturbar donde estás completamente convencido de que ya no es ella quién está detrás de esos gestos que me perseguiran en mis pesadillas. Los demás actores, Taylor-Johnson, Corrin y Ineson cumplen cabalmente su papel, Kraven da uno de sus mejores y más dramátcos papeles, y cada vez que Ineson habla su voz me hace sentir cosas que no debería ahí abajo. Dafoe actua sin intentarlo y aquí, entrega un papel más extravagante que maniaco como usualmente lo dirige Eggers, siendo sumamente carismático, dándonos otro aspecto para explorar de este intérprete en su cine y que funciona como una versión trastornada, moralmente cuestionable y ligera de Van Helsing.

Ciertamente, no es la película visualmente más llamativa de Eggers, esa sigue siendo The Nortman, pero Nosferatu continua siendo un gran añadido a su filmografía. El director encuentra formas de incluir sus sensibilidades como aldeas hechas de materiales cuestionables, personajes en trance que se desplazan sin moverse y elementos místicos en un contexto visualmente estilizado, pero realista. Así mismo, con el terror proviniendo de atmósferas más alla que de una criatura en sí, además de una visión poco erótica y más bien ritualística del cuerpo humano desnudo, recuerdan las sensibilidades y fortalezas que el director ha mostrado desde su primera cinta. Y, con todo y esto, Eggers busca hacer que todas las escenas, planos y movimientos sean tan precisos y clínicos, a la vez que llamativos, que se siente todo planeado y resulta en una experiencia que te mantiene con la boca abierta al ver tal despliegue de creativvidad que funciona como una maquinaria de reloj. Y, como cereza en el pastel, el final remite y da a la cinta, aunado a las escenas más activas y en momentos rayando la aventura/acción, un toque más hollywoodesco y trágico tipo la historia de King Kong.

Es una película bien estilizada, propositiva, inmersivamente terrorífica, quirúrjicamente dirigida y asombrozamente actuada. Es todo lo que podrías esperar de un gran blockbuster de terror.

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